jueves, 3 de marzo de 2011

LA FOTO.-

Todo fotógrafo sabe o debería, que la foto no es una simple representación de la realidad, de la misma manera que la palabra silla no es “la silla”, y si fuéramos mas al origen, el verbo no es la cosa que nombra, el verbo convoca “eso” que nombra, de la misma manera la palabra silla convoca miles de imágenes de miles de sillas y una misma imagen puede representar una serie de infinitas “realidades”.

¿Cuántas fotos se puede hacer de una misma escena? o para entenderlo mejor ¿cuántas imágenes puedo obtener de una persona? infinitas obvio, pero por más que saquemos infinitas representaciones de una misma persona, ninguna será la persona, ni siquiera la suma de todas las infinitas imágenes tomadas podrían “ser” la persona fotografiada.

En el encuentro entre fotógrafo y modelo hay un juego de proyecciones, una profunda interacción, un vinculo, donde por mas entrega que haya de ambas partes, la suma de esa entrega será siempre una parcialidad, una milésima parte de algo que se jugó en ese juego, de forma consciente o en general de manera muy inconsciente, tengamos en cuenta que siempre habrá un intento por parte de los jugadores de controlar el juego, de imponer sus propias reglas, el modelo intentando desesperadamente de imponer su imagen y el artista, tratando de muchas formas posibles de instalar su mirada, así la foto tomada es en general un encuentro casi indeseado de ambas partes, ya que ninguna de las partes quiere perder y mientras dura el juego no somos capaces de ver que solo si suelto el intento de control de uno y otro lado, la imagen estará asegurada, de hecho es lo que siempre sucede, pero de forma impensada. Cuando el artista percibe que logró su imagen es simplemente que sintió que mas no puede hacer en ese momento y desde su lógica, al mismo tiempo el modelo acepta el final del juego (cuando no lo corta él) porque también sintió que más no puede tolerar la situación y ambas partes se “conforman”.

Podríamos decir lo mismo con una escena, aunque claro la “escena” en principio, no tendría intención de perpetuarse de una cierta manera, pero aquí lo que se juega es más bien el inconsciente del artista, ya que pocas veces tenemos en cuenta que aquello que estamos fotografiando tiene una profunda ligadura con algo propio, interno. Decimos en general; que linda luz, que hermoso lugar, que buena situación, que rostro más interesante, siempre en función de una futura imagen, pero pocas veces tenemos registro y es difícil verlo de este modo, que es “la escena” lo que en resonancia me invita a que tome esa imagen, solo tengo (y no es poco) que descubrir qué de toda esa escena es lo que necesito plasmar. Este es un profundo dilema, cómo descubrir esa porción de realidad que se me está ofreciendo, ese descubrimiento es el gran misterio, algo es tremendamente desconcertante, la mayoría de las veces predomina la frustración, es decir el artista toma la imagen que le parece y cuando ve lo fotografiado no encuentra esa magia que estaba y posiblemente siga estando en la escena original.

Pero plantearnos que no fuimos capaces de capturar “eso” que nos fue convidado, no aparece como un elemento de reflexión, no pensamos la “escena” como algo vivo, no vemos allí como se proyecta nuestro inconsciente y queremos hacer de ese “acto mágico” lo que nuestra mente lógica pretende, o sea, no le hacemos lugar a que quizás están pasando mucho más cosas de las que estoy dispuesto a reconocer, porque me cuesta registrar que no estoy percibiendo el “acontecimiento estético” porque eso es algo que esta mas allá de nuestra comprensión y por lo tanto no puedo entregarme a ese juego en el cual “soy jugado”.

Esta falta de entrega produce una batalla en el cerebro que en buena hora debemos comenzar a desterrar. Si hay entrega, si la mente lógica puede comenzar a confiar que no es necesario controlarlo todo, lo creativo aparece, porque lo creativo (en el arte y en la vida) siempre esta mas allá del control que intentamos ejercer. El artista le reclama a la vida “el diamante” que todavía no descubrió dentro de sí, la vida le reclama al artista esa “entrega” cuyo diseño cósmico le fue otorgado.-

miércoles, 23 de febrero de 2011

PROYECTOS CREATIVOS

¿UNA CONTRADICCIÓN?


“Por los tenebrosos rincones de mi cerebro, acurrucados y desnudos,

duermen los extragantes hijos de mi fantasía, esperando en silencio que

el arte los vista de la palabra para poder presentarse decentes en

la escena del mundo”

Gustavo Adolfo Bécquer.-



Cuando imaginamos o pensamos un proyecto artístico, lo hacemos de la misma manera con que vivimos o pensamos la vida; un comienzo, un desarrollo en general bastante lineal o predecible y un final que esté a la vista, creemos, predeterminado por nosotros.


Si utilizáramos la metáfora del viaje el resultado presenta una sutil diferencia, salimos hoy, a una determinada hora y ya queremos llegar, o sea, que sea mañana ya! uno debe preguntarse ¿y el viaje? ese ir yendo, ese recorrido, esa experiencia que resulta del solo ir desplazándonos de un lugar a otro. Dónde ubicamos todas esas cuestiones? Porque en general nos basta salir para querer llegar, sin tolerancia para ese tiempo necesario que es el recorrido o proceso. Así hacemos con nosotros, cada día es una meta que tiene que concluir, así con cada mes, cada año, cada vida… pero no hay tiempo para el tiempo, pensar en el origen y el sentido, en los imprevistos, que nunca deberían suceder, en la discontinuidad de pasos y ritmos que necesariamente tendremos que dar, esas aparentes pérdidas de tiempo, lo que llamamos error si el resultado no es el esperado o deseado, si las cosas no salen como las programamos. Podríamos decir que para nosotros un proyecto se puede simbolizar en el mejor de los casos en una línea recta, con su punto de partida y su punto de llegada, entre ambos puntos, solo la línea.

No hay lugar, ni tiempo para el descubrimiento, no hay curvas ni vueltas atrás, no hay paseíto por la manzana o círculos por el barrio, no hay un pasar dos veces por un mismo lugar que no se considere un desatino, pero es difícil pensar que un lugar nunca es el mismo si pasamos 10 minutos después, porque nosotros tampoco, pero todo esto no es pensable, todos lo sabemos pero nuestro psiquismo se niega a incorporarlo, a tenerlo como una alternativa posible.

Entonces como plantearnos un proyecto artístico, como saber ¿Cual es el origen? ¿Cuándo algo comienza? ¿Cuál es el recorrido? ¿Cuando algo está terminado? Si estamos pensando en un proyecto creativo, ¿Puedo anticipar el final? ¿Proyecto y creatividad pueden ir juntos? Como salirnos de la línea recta que rige nuestras vidas, como aprender a circular, triangular, zigzaguear, dar vueltas, volver a empezar tantas veces como sea necesario, porque eso es lo que requiere lo estético, nos exige salirnos de la línea, bajar expectativas o exigencias, buscar nuevas formas, movimientos diferentes y más complejos, hasta que lo más complejo permita revelar algo de su profundo misterio.

Se me ocurre que, pensar creativamente en un proyecto, es tomar conciencia de que cada comienzo es el final de lo viejo, en realidad, en los hechos así sucede, pero tiene que ser algo muy presente en la psiquis, poder ver en simultaneo, la sincronicidad de todo un movimiento y lo complejo en todo un proceso. No hay nacimiento sin muerte, sin gestación, no hay gestación sin encuentro, no hay encuentro verdadero sino dejo de ser y así…

Entonces la posibilidad de realizar un proyecto ligado a la creatividad tiene como prioridad un cambio en la manera de pensar, el zigzagueo, el dar vueltas, el pasar mil veces por el mismo lugar y siempre descubrir algo distinto, el eliminar los preconceptos y las ideas fijas, abandonar el saber de antemano lo que quiero, precisamente porque si sé lo que quiero es una idea y no un descubrimiento. La creatividad me obliga a develar, descubrir, sorprenderme por lo que voy viendo, precisamente aquello que no se, de lo que estoy buscando, si sé lo que busco, no es una búsqueda sincera.

Por último, solo para cerrar este texto, lo más importante es darnos cuenta que, el artista plasma afuera lo que tiene adentro, toda escena que me impacta representa una imagen interna, algo que resuena dentro, solo si podemos hacer esta síntesis habremos tocado algo de lo que llamamos creatividad, porque todo ese mundo interno es lo que tengo que descubrir, allí está la fuente, el pozo de nuestro mundo imaginal y eso es precisamente lo que voy a volcar en la obra, cuanto mayor contacto tenga, cuanto más a lo profundo del misterio pueda ir, mayor resonancia en el inconsciente tendrá lo que voy plasmando.










lunes, 31 de enero de 2011

¿MADUREZ O DESVITALIZACIÓN?


Toda forma o sistema en este planeta se alimenta de formas o sistemas menores, o sea le quitan su energía, la cadena alimenticia es solo un pequeño ejemplo de cómo sistemas con estrategias más exitosas viven de la energía de sistemas con menos estrategias, en dicho ejemplo pareciera que la cadena alimenticia se corta en lo humano ¿será así? o alguien o algo se está alimentando de nuestra energía mientras estamos “vivitos y coleando”. La pregunta necesaria es, como hacemos en cada sistema/cuerpo, para dar nuestra energía, consumirnos en ese acto y prácticamente llegar al final de nuestras vidas totalmente desvitalizados. Que hace que, cada uno de nuestros sistemas no perciba que vamos quedándonos con muy poca energía para abordar una madurez con mayor vitalidad, pero la realidad es que llegado a cierta edad los pequeños sistemas que somos no puede disfrutar del buen pasar para lo cual cree, trabajó toda su vida.

Pero darnos cuenta que, envejecer no es madurar es de gran significación y no tenemos el ejercicio de trabajar sobre esto, presumimos que tener cierta cantidad de años te convierte automáticamente en una persona sabia, pero creo que estamos muy lejos de una realidad que está a la vista de todos, las personas mayores en general están tan
preocupadas del mañana como cuando se casaron, o cuando construyeron sus casas o cuando tuvieron hijos, siempre pensando en el futuro en general, nunca un hoy, un ahora o la sola reflexión de que por ahí ni siquiera llegaremos a viejos. Que hace falta para pensar seriamente, como dejamos pasar la vida, por ideas y anhelos absurdos de un mundo mejor, solo por decir algo, sin responsabilizarnos que, vivir esta vida tiene algún significado profundo, y que ese significado es, en este mundo, que es en donde nacemos y, que no hay ni habrá otra vida, y que, por miles y miles de años más, no habrá otro mundo, que nuestra mirada es determinante para aceptar lo que es, esa realidad tangible, amigable, potentemente amorosa y también poderosamente destructiva, pero que todo eso está mucho más allá de nuestras humildes comprensiones.

Hay una manera de estar que tiene que ver con abandonar ideas previas, con dejar de hacer lo que nos dicen, con dejar de preguntar qué es lo que tenemos que hacer, con dejar de creer que sabemos lo que tenemos que hacer, porque todo eso es sencillamente viejo, si pudiéramos dejar atrás todo eso, comenzaría un proceso de descubrir en cada cuerpo, en cada sistema viviente que encarnamos, que es lo que tenemos que hacer. Pero cuando comienza ese proceso algo se pone más complejo, mas difícil de significar, es cuando comenzamos a sentir una tremenda ambivalencia, y otra vez aparecen los interrogantes; está bien, está mal lo que estoy sintiendo, lo que estoy pensando, es que nadie me lo puede decir, tengo que seguir descubriendo, eso no para nunca, porque nada es definitivo, puedo descubrir una tremenda verdad, profunda, potente, pero si sigo la experiencia del descubrimiento eso no durara mucho porque aparecerán otras verdades, otros sentires más complejos aun que los anteriores, en un camino que comienza a ser infinito, precisamente porque no tiene límites, porque no se llega a ningún lado, porque ningún sentido profundo puede ser eterno, lo eterno es el constante descubrimiento de aquello que soy y que nada puede definirlo en forma permanente, solo pasajero, una forma pasajera en constante movimiento o transformación o sea la vida misma, tal y como se expresa en este bellísimo planeta.

Pero en nuestros sistemas de vidas, por todos aceptados, que son viejos por naturaleza, no pescamos o no queremos darnos cuenta de las enormes posibilidades creativas, vitales, que tiene cada uno de los organismos que somos, obedecemos o nos revelamos, que es lo mismo, para que nada cambie, porque no queremos cambiar, queremos que nos reconozcan, que nos quieran como somos y ¿Cómo somos? Eso ya está definido de antemano, creo que soy de una cierta manera, me dicen como soy y quiero confirmar que soy eso que me dicen, no tengo interés en averiguar que quizás no sea como dicen, como creo, o ni siquiera como quiero. Descubrir que soy un desconocido, aun para mí, me desubica, no entra en los acuerdos preestablecidos, me hace sentir fuera del sistema que necesita de mi energía para que todo siga igual, es decir dejarnos sin energía, el sistema “toma todo” y da, nada, porque el sistema de acuerdos en el que vivimos no tolera el cambio, necesita absorber la energía, la vida de los sistemas más pequeños porque así vive, en forma estable, aparentemente nos da algún tipo de garantías pero, ¿Cuales son realmente esas garantías? ¿Dónde están? ¿Están?

Animarnos a sentir un poco más allá de lo conocido, animarnos a pensar un poco más, en una forma compleja, animarnos a decir que, no sabemos que es la vida o que significa ser un hombre o una mujer, sin caer en respuestas conocidas, mecánicas, aprehendidas, es todo un desafío, pero es necesario para que aparezca una nueva conciencia, que no puede ser el resultado del trabajo de uno o unos pocos, sino la responsabilidad de muchos, de todos. Responsabilidad que cada uno debe asumir, hacerse cargo de la propia existencia, no tirar la pelota afuera de aquello que debe ser investigado por cada uno de los sistemas que somos. Si esto fuera posible, el nuevo mundo está al alcance de nuestras miradas, de nuestros corazones, con todo el desafío de aceptación que esto implica, aceptar lo desconocido, de la vida tal y como es, del amor como una experiencia concreta, del dolor y la muerte como un misterio, pero sin ideas a priori, sin definiciones duraderas, sin verdades eternas, sin convertir el descubrimiento en palabras vacías, repetitivas, muertas.-

miércoles, 19 de enero de 2011

Pensar/Sintiendo - Sentir/Pensando.-

Mis amigos dirían que, en ciertos estados solo quiero hablar de aquello que es imposible, lo que no puede ser dicho, aquello para lo cual no hay palabra, puede que eso sea cierto, pero soy heredero de un maestro de las palabras que siempre señalaba que, lo que en realidad quería decir, sabía de antemano que no podría hacerlo jamás, sin embargo en los intentos por decir lo indecible, Borges pudo ponerle poesía y palabras a cosas que antes nunca, perdón por el ejemplo y no está en mi ningún intento de comparancia, (excepto que compartimos el modelo virgo) pero la conciencia de profundas sensaciones que atraviesan este organismo necesitan ser apalabradas de alguna manera aunque seguramente y juro que, lo sé también de antemano, nunca podre escribir lo que quiero, solo puedo ir juntando las palabras que lentamente brotan produciendo ese mágico hilván, pero esas palabras nunca son lo suficientemente significativas para transmitir lo que el mismo organismo intenta decir.

Me pasa lo mismo, y no, con la imagen, ninguna imagen cierra en tanto forma definitiva, toda obra de arte es un portal de múltiples significaciones, pero como experto en imagen siento más facilitado encontrar que, “una imagen vale más que mil palabras” que descubrir un hilván en palabras que signifique mil imágenes o mil sensaciones. La pregunta está golpeando fuertemente en el cerebro, ¿Cómo ponerle palabras a las sensaciones? Esas sensaciones que no son más que un extraño cúmulo de complejas imágenes, imposibles de bajarlas a formas concretas por su diversidad de formas, colores y múltiples dimensiones.

Como dejar hablar las sensaciones, como permitir que mi parte racional lógica, actúe en sintonía con aquello que lo hace pensar, porque parte de mi cerebro ya se dio cuenta de la sincronicidad del sentir, para decirlo del otro lado el sentir sabe que siente en función de ese pensar, claramente ese sentir, sintoniza con el aspecto lógico y juntos desarrollan un juego mucho más profundo, donde ninguno de los dos aspectos prevalece, pero cuyos resultados pertenecen a un nivel de juego donde; el ganar/perder, el bien/mal, la razón vs sentimiento, pierden sentido, ja, ja… eso, pierden sentido… perdón!!!

Quiero decir que, cuando esa sintonización se hace visible en un mismo sistema, el pensamiento no puede dejar de sentir y el sentimiento no pueden dejar de generar pensamiento, pero aquí se nos presenta la paradoja, porque no se me arma una síntesis permanente que permita “pensar/sintiendo” o “sintiendo el pensar”, como si eso requiriera una enorme cantidad de energía que este sistema todavía no puede generar y permanecer ahí, en un estado que es, apenas un poco más complejo que lo habitual. De todos modos como esa es mi realidad solo desde ahí puedo compartirlo, y esto mismo es lo que no encuentra la manera de ser dicho. ¿Cómo descubre cada organismo pensante, que su pensar está condicionado por lo que siente? ¿Cómo descubre cada organismo sensible que su sentir está condicionado por lo que piensa?

En principio esto aparece como dos sistemas independientes, donde cada parte siente que es “libre” y está separada de la otra, solo darse cuenta de esto es de fundamental importancia, registrar la profunda interacción entre dos modelos o dos maneras de inteligencia, lo que en algún momento denominamos o separamos como mental e inteligencia corporal, pero debemos preguntarnos donde habita la inteligencia racional si no en el cuerpo, o preguntarnos también a que le llamamos inteligencia porque visto por separados tanto el mundo emocional como racional son dos formas mecánicas de lo mismo, emociones condicionadas por pensamientos inconscientes y pensamientos condicionados por un mundo emocional en pánico, claro el pensamiento también está en pánico, alejándose cada vez mas de aquello que le da origen.

En el campo de la dualidad esta batalla está perdida de antemano, pareciera que no habrá conciliación posible, pero es lo propio del sistema dual lo que produce la separación, entonces no deberíamos erradicar de nuestro cerebro o de nuestro cuerpo la sensación de separación, ¿por dónde comenzamos? Ya sé que todos, o casi todos decimos que somos uno con el universo, pero que significa eso para cada uno de nosotros, estos organismos mecánicos que somos. Estamos dispuestos a vivir esa experiencia, porque, esta lindo decirlo, suena hasta bien, incluso nos parece un gran descubrimiento, pero podremos sentir en serio el peso, o la carga, o la alegría de lo que nos estamos dando cuenta, en un punto pareciera que sí, pero cuando alejo un poco la mirada, cuando nos encontramos en vínculos, cuando interactúo con otros, los nuevos sistemas descubiertos desaparecen y vuelven los viejos sistemas de control, para que todo siga igual, total ya me di cuenta dice una parte del sistema… Pero no se trata solo de darse cuenta, se trata de descubrir cómo es vivir en ese estado, donde todos somos uno, en contacto con el universo, que implica en contacto con todos los otros seres vivientes o no, del sistema, lo que implica en contacto con esa enorme y profunda complejidad que soy.

Claro que hay dualidades, dos piernas, dos brazos, dos manos, dos ojos, etc., sistemas duales que hay aprendido a cooperar uno con otro lo que hace que podamos caminar, realizar, crear belleza con nuestras manos, ver tridimensionalmente. Pero también tenemos dos partes en el cerebro que todavía no han aprendido a operar en conjunto, la vida se expresa a través de la sexualidad, pero estamos dispuestos a sentir en el cuerpo que somos uno con el sexo “opuesto”. Pero, llevar esa dualidad que da forma a la vida en este planeta a otros niveles que definimos como; bueno/malo, arriba/abajo, cielo/infierno, etc., me aparece casi una literalización, una forma de pensamiento que cree saber cómo son las cosas, sencillamente porque no tolera no saber, porque no soportamos ponerle el cuerpo a experimentar de veras que es la sexualidad, que es el amor, que es la muerte, palabras con las que llenamos nuestros abarrotados cerebros de información, pero por lo mismo, un cerebro que no está dispuesto a experimentar para aprender, solo quiere saber, que alguien le diga, que alguien sepa cómo es la vida, así no tengo nada que descubrir.

Para cerrar, que es como abrir un poco más, tolerar la carga de energía que implica una inteligencia que no diferencia entre pensar/sentir es de una enorme importancia, pero no será fácil ya que significa ponerle el cuerpo a un estado que lejos esta de ser algo conocido, por lo tanto el sistema intentara volver a sensaciones y pensamientos conocidos y así volvemos a la dualidad del comienzo donde lo conocido, aunque molesto, termina apropiándose de todo el sistema y las nuevas sensaciones son replegadas hasta que el sistema vuelva a encontrar la energía suficiente para poder permanecer en ellas sin conflicto, esta vez por un poco más de tiempo, es un entrenamiento, un descubrir que debe hacer cada sistema particular, cuanto más tiempo podamos permanecer en estado de pensar-sintiendo más potente será la energía irradiada por cada sistema y entonces ser uno con todos, uno con el cosmos dejara de ser una idea y comenzara a tener cierta tangibilidad en estos mecanizados cuerpos.-